El 433 Eros es un asteroide con forma de salchicha o tubérculo de tipo S, lo que significa que está compuesto por silicatos de magnesio y hierro, los más comunes en el cinturón interior de asteroides. Fue descubierto el 13 de agosto de 1898 por los astrónomos Carl Gustav Witt en Berlín y Auguste Charlois en Niza. En febrero del año 2001 la nave espacial NEAR Shoemaker de la NASA consiguió aterrizar sobre su superficie. La sonda obtuvo más de 160.000 imágenes e identificó más de 100.000 cráteres. De esta forma, los investigadores descubrieron que Eros es un objeto sólido y no un conjunto de escombros unidos por la gravedad. Su estudio es importante para que los científicos pueden decidir cuál es la mejor manera de evitar un impacto potencial en el futuro.
Catástrofe inconmensurable
Eros puede impresionar por su tamaño; si cayera a plomo sobre Madrid, cosa que obviamente no sucederá, uno de sus extremos podría llegar, por ejemplo, hasta San Agustín de Guadalix. La catástrofe sería inconmensurable. Los expertos estiman que el impacto de un asteroide de unos 140 metros puede causar una gran destrucción, y uno más grande provocaría una devastación a escala global.
Pero a 26,7 millones de distancia, Eros todavía es «algo bonito» que observar sin riesgo alguno de colisión. La revista especializada Sky & Telescope ofrece un diagrama para aquellos interesados en mirar al cielo y buscar a nuestro nuevo y enorme visitante.

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