[COLOR=rgb(0, 0, 0)][/COLOR]Termina la copa mundial de la FIFA, y con ello mi careta de persona que tolera el fútbol (o pero aún, a los hinchas) con el mero afán de beber brindado «lgo tenía que sacar yo de éste evento»
Pero ya con ello, puedo emprender mi noble y divina labor de realizar una comparación, objetiva y perfectamente racional, entre un tercermundista y un hincha del fútbol.
Antes que nada, debo especificar las muestras de especímenes que tomé para el estudio y la comparación:
Tercermundista: Persona capaz de votar por Chávez, de creer que el somunismo es la solución a los problemas del mundo, escuchar reguetón y ultimadamente creer que esa misma bosta auditiva es música.
Hincha del fútbol: (NO confundir con fanático/amante del fútbol) Mientras los dos últimos que mencioné pueden entrar en una categoría civilizada, la categoría que tomé puede re-denominarse como "aberrado al fútbol"; No es la persona que redacta un artículo en una sección deportiva o narra un partido, es el que por ser fecha 'especial' es capaz de dejar de trabajar, de entablarse en discusiones (y hasta peleas) porque una persona critica a su equipo favorito, y que de resultar ganadores descienden un escalón más en la evolución humana.
Entonces ¿qué es peor, ser tercermundista o ser un hincha? Difícil análisis.
Primero, el reguetón es para gente de bajos recursos intelectuales, es decir, gente incapaz de comprender y disfrutar piezas musicales de verdad, dado que su composición es demasiado compleja para un ser con una cucaracha "perreando" en su cavidad craneana.
Y con lo del comunismo y votar por Chávez, es una acentuación de los bajos recursos intelectuales (o de vivir en un mundi ficticio, puede variar), dado que toda idea basada en las boberías que dijo Marx nunca funcionarán en el mundo real; Y el mismo universo nos lo dice, dado que uno de las pocas cosas verdaderamente absolutas en el cosmos es la desigualdad.
Ahora, vamos con el otro especímen... el hincha.
Los hay en una gama mucho mayor y en extensiones de tierra mucho mayores, es decir, ocupan un territorio más amplio, lo que dificulta catalogarlos y taxonomizarlos.
Pero la inclusión de muchos factores no altera el producto, dado que el punto central aplica como elemento absorbente de la multiplicación: Si es intelectual o cretino, rico o pobre, de copiosos o escasos recursos intelectuales, si es hincha caen todos en la misma categoría, van todos al mismo pote.
Y la cosa es muy sencilla, si vas a un bar o un restaurante a ver un partido y hasta cantas gol en voz alta no hay problema; pero si dejaste de ir al trabajo o de abrir tu negocio, entonces estás en la misma escala que un primate que baila reguetón.
Si observas el juego bebiendo cerveza no hay problema, pero si te pones a rociar a todo desafortunado a tu alrededor con alcohol porque tu equipo metió gol, eres de la misma bosta que vota por alguien como Chávez.
Y tampoco importa si gozas de éxito laboral, personal y económico, si eres capaz de botar todo por la ventana por la "pasión" a un deporte, entonces no eres mejor que un chabacano que cree en las ideas de Marx para que nadie tenga más que él.
Entonces a la hora de la verdad, definir si alguna es peor es difícil.
Primero, el tercermundismo es algo autodegradamente, que deslumbra en individuos intelectualmente inferiores, los cuales son directos resposables que muchos países de suramérica no progresen.
Por el otro lado, el fenómeno dle hincha es capaz de degradar a muchos individuos de distinta calaña por igual, capaz de poner al mismo nivel (de inferioridad, aunque sea por corto plazo) a un progresista con un comunista, así que por ello podría denotarse como peor.
Pero finalmente el veredicto habría de ser que son iguales, porque el fenómeno del hincha dura en las temporadas importantes, mientras el tercermundismo es permanente.
Y ahora, si eres un hincha del fútbol, un tercermundista o un reguetonero que no está de acuerdo con mi opinión, entonces puedes darle ALT+F4 porque tu opinión no vale nada para mí.
Pero ya con ello, puedo emprender mi noble y divina labor de realizar una comparación, objetiva y perfectamente racional, entre un tercermundista y un hincha del fútbol.
Antes que nada, debo especificar las muestras de especímenes que tomé para el estudio y la comparación:
Tercermundista: Persona capaz de votar por Chávez, de creer que el somunismo es la solución a los problemas del mundo, escuchar reguetón y ultimadamente creer que esa misma bosta auditiva es música.
Hincha del fútbol: (NO confundir con fanático/amante del fútbol) Mientras los dos últimos que mencioné pueden entrar en una categoría civilizada, la categoría que tomé puede re-denominarse como "aberrado al fútbol"; No es la persona que redacta un artículo en una sección deportiva o narra un partido, es el que por ser fecha 'especial' es capaz de dejar de trabajar, de entablarse en discusiones (y hasta peleas) porque una persona critica a su equipo favorito, y que de resultar ganadores descienden un escalón más en la evolución humana.
Entonces ¿qué es peor, ser tercermundista o ser un hincha? Difícil análisis.
Primero, el reguetón es para gente de bajos recursos intelectuales, es decir, gente incapaz de comprender y disfrutar piezas musicales de verdad, dado que su composición es demasiado compleja para un ser con una cucaracha "perreando" en su cavidad craneana.
Y con lo del comunismo y votar por Chávez, es una acentuación de los bajos recursos intelectuales (o de vivir en un mundi ficticio, puede variar), dado que toda idea basada en las boberías que dijo Marx nunca funcionarán en el mundo real; Y el mismo universo nos lo dice, dado que uno de las pocas cosas verdaderamente absolutas en el cosmos es la desigualdad.
Ahora, vamos con el otro especímen... el hincha.
Los hay en una gama mucho mayor y en extensiones de tierra mucho mayores, es decir, ocupan un territorio más amplio, lo que dificulta catalogarlos y taxonomizarlos.
Pero la inclusión de muchos factores no altera el producto, dado que el punto central aplica como elemento absorbente de la multiplicación: Si es intelectual o cretino, rico o pobre, de copiosos o escasos recursos intelectuales, si es hincha caen todos en la misma categoría, van todos al mismo pote.
Y la cosa es muy sencilla, si vas a un bar o un restaurante a ver un partido y hasta cantas gol en voz alta no hay problema; pero si dejaste de ir al trabajo o de abrir tu negocio, entonces estás en la misma escala que un primate que baila reguetón.
Si observas el juego bebiendo cerveza no hay problema, pero si te pones a rociar a todo desafortunado a tu alrededor con alcohol porque tu equipo metió gol, eres de la misma bosta que vota por alguien como Chávez.
Y tampoco importa si gozas de éxito laboral, personal y económico, si eres capaz de botar todo por la ventana por la "pasión" a un deporte, entonces no eres mejor que un chabacano que cree en las ideas de Marx para que nadie tenga más que él.
Entonces a la hora de la verdad, definir si alguna es peor es difícil.
Primero, el tercermundismo es algo autodegradamente, que deslumbra en individuos intelectualmente inferiores, los cuales son directos resposables que muchos países de suramérica no progresen.
Por el otro lado, el fenómeno dle hincha es capaz de degradar a muchos individuos de distinta calaña por igual, capaz de poner al mismo nivel (de inferioridad, aunque sea por corto plazo) a un progresista con un comunista, así que por ello podría denotarse como peor.
Pero finalmente el veredicto habría de ser que son iguales, porque el fenómeno del hincha dura en las temporadas importantes, mientras el tercermundismo es permanente.
Y ahora, si eres un hincha del fútbol, un tercermundista o un reguetonero que no está de acuerdo con mi opinión, entonces puedes darle ALT+F4 porque tu opinión no vale nada para mí.