Voy a empezar el artículo citando la frase favorita de mamá y papá "Estudia si quieres ser alguien en la vida"

No es de extrañarse la popularidad de ésta frase, porque en promedio el nivel de ingresos periódicos de una persona puede analogarse a su grado de instrucción. Pero también sucede como a otras famosas metáforas como "los chicos gordos son simpáticos" o "mona que se viste de seda, mona se queda" NO es una ley, es una generalidad que por cumplirse generalizadamente la tomamos como cierta.

Pero resulta que la realidad es diferente, que el mundo real se pasa por el arco del triunfo -hasta dejarlo bien pulido y prolijo- todos nuestro preceptos, sobre todo aquellos que tienen que ver con el comportamiento individual o social.

Hay monas que si las vestimos de seda se vuelven unas princesas testarudas, quisquillosas, insoportables y con complejo de quinceañera en menstruación. También hay personas que por tener sobrepeso no son nada simpáticas, al contrario, caen peor que una ensalada de morcilla, naranja, chorizo y melón con un aderezo de pepsi cola.

Y, obviamente, también aplica al famoso dicho tácito que dice "el que no estudia no es nadie en la vida".

Primero, porque un título (bachiller, licenciado, magister, doctor, PhD) no es sinónimo de la calidad profesional de una persona; Fácilmente se puede saber mucho, pero ser un absoluto inútil a la hora de aplicar el conocimiento. ¿No conoces a alguien que siempre te da consejos para cocinar delicias, pero si intenta hacer un arroz termina haciendo una amalgama hedionda que parece una cocada excedida de cocción?

También está el caso de la persona que es, por mucho, más inteligente que el pendejito niño de mami y papi que compró las materias en la universidad. Hablo del sujeto sin estudios, pero que es un as del comercio, y gana mucho mejor que el 97% de los profesionales.

Entonces ¿Por qué sucede ésto? ¿Cómo alguien sin estudios puede ganar mejor que un profesional, o un profesional no servir para nada?

No es que te hayan mentido, es tan sencillo como que hay otra enseñanza más importante es la siguiente: Hagas lo que hagas, HAZLO BIEN.

Si me pusiera a medir con algún tipo de escala el índice de mediocridad en la persona, estudiante o profesional promedio, probablemente tendría que pedirle a un astrónomo un par de clases sobre sus unidades de medición de magnitudes, para poder tener una idea globalizada.

La razón de esas "anomalías" (que son más comunes de lo que crees), es precisamente el tema de la mediocridad. Es para mí la peor pandemia que existe, incluso no me explico por qué carajo no es todavía una enfermedad válida médicamente.

El buen profesional se ve desde que ingresa a la universidad, destacándose e interesándose en aprender y hacer bien las cosas. El alumno mediocre se conforma con un 10 para aprobar su materia y la rumbita que tiene el viernes a la noche.

Para los comerciantes aplica la misma regla: El buen comerciante siempre busca la manera de optimizar sus ingresos y minimizar sus costos, aunque sea en variaciones mínimas que sólo se ven a la larga. El comerciante mediocre, por su parte, sólo busca que su negocio le de para pagar las tres comidas diarias y su casita.

No importa que barras la calle, no importa que seas un gerente de una transnacional titánica, que seas la señora que hace las uñas en la peluquería de la esquina, que seas el rector de una universidad, que seas el estudiante de ingeniería al que le cuesta el cálculo o el profesor más prestigioso de una facultad; hagas lo que hagas, mantente alejado de la mediocridad.

Esa es la diferencia entre una persona de éxito, y el mundano, mediocre, bizco, degenerado, fracasado, bueno para inútil, incestuoso y socialista, que sólo se preocupa por la caja de cerveza fría el domingo, que está pendiente de cuándo salir a votar por su presidente Chávez porque le da la vida fácil y que no tiene problemas en ***** con su tía o su hermana.

La mediocridad convierte al primer mandatario de la nación en un demágogo payaso sin gracia, al gerente experto en la ruina de la empresa multimillonaria, al artista talentoso es un propagandista político, al chef gourmet en el señor de las empanadas grasientas de la esquina (aunque a veces igual son buenas).

Cuando nos proponemos hacer bien las cosas, hasta el hecho más sencillo, la acción más simple, puede incrementar su eficacia, su nivel, su prestigio de una manera difícil de comprender. Al momento que una persona se decide a buscar la excelencia, puede deslumbrar, impresionar y desvirgar visualmente a los demás con la calidad de lo que hace.

Como una lección de vida, como un mensaje para no votar por Chávez u otro bananero izquierdista sudamericano: Haz lo que te de la gana... pero ¡HAZLO BIEN!