Unos meses atrás me encontraba yo en los cursos intensivos, lamentándome de la idea -que al principio parecía la mejor- de meter dos materias teóricas. Se me olvidó el detalle de que yo y las materias teóricas no solemos llevarnos bien.

Aunque lo que relaté antes no viene mucho al caso, en una clase de sociología, mi profesor dijo algo muy cierto, y en torno a lo cual gira el artículo de hoy "Los seres humanos están hechos de creencias, un ser humanos sin creencias no existe".

Todos creemos en algo, es un hecho que cuestionarlo es meter la cabeza de lleno en un caldero maloliente de estupidez, cretinidad y ridiculez. No es porque tengamos la necesidad de creer en algo, o porque somos seres cuyo entorno nos obliga a creer en algo, ésto aplica como el principio de la incertidumbre: es porque sí y ya, haya o no haya por qué; llores, chilles o patalees en contra.

Y si nos ponemos metafóricos, podemos ver a un ser humano como un jinete, y a sus creencias como su caballo. Porque es por aquello que cree que una persona se mueve, se pone histérico, llora, ríe, goza, se frustra, lucha e incluso mata.

El asunto no se limita sólo a eso, sino que como creencias hay muchas, entonces según mi metáfora, jinetes y caballos también hay en igual magnitud.

Empezando con los que andan es en elefantes, aplastando a lo que se les cruza en su camino sin importarle nadie más; pasando por los que andan en mulas, trabajando ciegamente sin tener la decencia de preguntarse por qué carajo hacen lo que hacen; hasta los que andan en pequeños potros, siendo creencias que todavía no se afirman.

Y así como esos, hay otros ejemplos extremos, como aquellos que andan en caballos negros, con las con herraduras al rojo vivo, con las patas llameantes y aliento ponzoñoso, la gente que daña a todo aquel que está a su alrededor, que no les importa otra cosa que esparcir miseria como si de una peste se tratara.

Por supuesto, los casos opuestos, los jinetes en caballos blancos y con ornamentos dorados, los que se preocupan por el prójimo e intentan erradicar a los aprendices de jinete del apocalipsis que mencioné antes.

Pero yo no escribí para hablar de esos, ni de los elefantes, ni de los que andan en anacondas kilométricas, o los que andan en muñecos de jengibre, ponqués o gatitos; sino de unos casos especiales: los que andan en unicornios.

¿Quiénes son los que andan en unicornios? Los unicornios majestuosos, de pelaje blanco y resplandeciente, que galopan con gracia, quizás hasta dejando tras de sí unos arcoiris como para dejar en claro lo ************************************nes que son.

Pero no se caracterizan por ser bonitos, o asombrosos, amanerados ni nada por el estilo, sino porque buscan cosas imposibles, les gusta andar fuera del mundo real.

El unicornio tiene también su contraparte, que vendría a ser el que anda montado en quimera, es decir aplica la misma cosa: va en contra de la realidad, y a la final se estrella contra una muralla que lleva por nombre "mundo real"

Incluso la imagen del jinete apocalíptico puede que caiga también en éste pote, porque mientras más se aleje de la realidad (y a su vez más rápido quiera galopar), llegará un punto en que el entorno del que no se puede enajenar a lo loco, simplemente le caerá encima a ese corsel imaginario, aplastándolo por completo.

Hubo seres montados en quimeras, que con arrogancia y mucha bestialidad quisieron imponer sus ideas al mundo, Adolf Hitler, Joseph Stallin, Alejandro Magno, Genghis Khan, y muchos otros más; todos tuvieron algo en común: fueron andando en quimera, y el mundo tarde o temprano les cayó encima regresándoles el contacto con el mundo real.

Así también hubo quiénes intentaron hacer que el mundo girara al revés montads en unicornios (es una pena que no pueda pensar en el ejemplo ideal, dado que además tiene que ser a prueba de quisquillosos ilusos con complejo de mesías), pero también fallaron.

La moraleja es, que el mundo entero es más grande que cualquier creencia, y aunque el mundo necesita una creer, al mismo tiempo se cepilla alegremente el arco del triunfo con lo que cada persona cree.

El mundo es reacio a cambiar, la naturaleza en sí busca la estabilidad y la menor cantidad de cambios bruscos posibles. Y si lo anteriormente mencionado es insuficiente, cuando el mundo cambia es por aquello que es más grande que una creencia, no por algo que alguien cree.

Esta es la parte del artículo donde ya varios deben estar molestos, pensando en qué van a decirme de réplica, a llamarme amargado, frustrado, pesimista, perdedor, derrotado y quién sabe qué otra pendejada más.

Bueno, para todos los jinetes de unicornios o quimeras que ya me quieran tildar de inmaduro, y que piensen que sí van a cambiar el mundo, quiero que lean lo siguiente antes de empezar a putearme:

♦Grandes conquistadores que casi gobiernan el mundo.
♦Imperios como el egipcio, mesopotámico, romano o chino.
♦Revoluciones que tiñieron continentes con sangre.
♦Grandes personas como Mahatma Ghandi o Jesucristo.
♦Guerras mundiales que mataron a casi cien millones de personas.
♦Un conflicto de ideologías (OTAN vs URSS) que casi detona una guerra nuclear y lleva a la extinción a la raza humana.

Ahora respóndete, si todo eso anteriormente mencionado no pudo cambiar el mundo ¿Qué coño te hace creer que tú vas a poder más que todo eso? Y creo que que muy en el fondo sabes cuál es la respuesta, a menos que puedas invocar ateroides o tengas bombas de antimateria en tu garaje.

Se pudo abolir la esclavitud para pasar al capitalismo explotador, esclavos asalariados que han peleado para "una igualdad" y a la final siempre terminan explotados por alguien, sea el monarca, el terrateniente, el cerdo capilista o el mono comunista que promete un paraíso.

Muchos dieron hasta sus propias vidas para librar al mundo de corrupción, para detener las matanzas, para que no haya más guerras, y de nuevo hago una pregunta ¿La paz tuerta y mutilada que supuestamente gozamos, es producto de las muertes de esas personas, o del miedo de aquellos que se matan entre ellos de terminar destruyendo todo lo que codician dado a que ahora tienen poder de destruir el mundo si se lo proponen?

Y toda la sangre que se ha derramado en guerras no sacia a unos, se seguirá luchando, se seguirán matando, porque los seres humanos son egoístas, quieren anteponer a sus deseos por sobre los de otros. Sea un capitalista queriendo tener todo el dinero para él, sea un comunista queriendo hacer que nadie tenga nada, sea un ateo queriendo aniquilar todas las iglesias o sea un fanático religioso con deseos de obligar a todos a someterse a su religión.

Los serse humanos en el fondo no respetan, en el fondo no quieren ser iguales, porque todos quieren estar más arriba que los demás, y ésto es algo que es más grande que una creencia, es un hecho.

Por eso, mis estimados jinetes de unicornios, es que por más duro que intenten, por más gente que conmuevan, motiven y los hagan pegar gritop al cielo, NO PODRÁN cambiar el mundo. Griten, lloren, insulten, discutan, discrepen, pataleen, me maten a golpes con un chipote chillón o hagan tragar a todos los que son como yo vidrios rotos, no podrán.

El mundo se pudre desde antes de las grandes personalidades, y después de todo lo que ha sucedido sigue pudriéndose. Y por más que algunos intenten conscientizar al prójimo; y otros pocos -donde me incluyo- ya conscientes de la realidad, resignados de todas esas pendejadas cambiamundistas, que intentamos al menos hacer que unos pocos puedan ver la realidad como es, y no como le dicen que es; sea el más inteligente, carismático, astuto o ingenioso, ningún ser humano puede cambiar el mundo a punta de creencias, porque el mundo entero es más grande que cualquier creencia, duélale a quien le duela.